Mi calendario...

sábado, 31 de enero de 2009

El reflejo de las penas.



¡Hola gente linda!
¿Como están pasando el verano?
¡Espero que disfruten de este bello cóctel de sol y calor que nos regala la madre naturaleza! Recuerden que el invierno espera por nosotros con su frío y oscuridades para cubrirnos e intentar calarnos hasta los huesos.
Hoy voy a hablar de pasado, de los laberintos extraños del amor y de la mente que recorren una y otra vez los páramos desolados del espíritu, de noches atormentadas por angustiantes visiones…
Aquí va para ustedes sólo una muestra pequeñita y tal vez insignificante del reflejo de las penas…

Memoria.

Reminiscencias lejanas de la memoria
De un encuentro en una noche de niebla...
Era una esquina demasiado cercana
Y tu silueta que avanzaba callada.
Venias otra vez a mi... así...
Simple mago ilusionista del tiempo
Con tu cabello negro como el cielo negro
Con una sonrisa dibujada en el rostro
Y ese andar despreocupado y ligero.
Hoy se acercan a mí los recuerdos...
Del brillo audaz que tus ojos desbordaba,
Del leve temblor que mordía tus labios,
De tus manos y esa flor recién arrancada...
De un beso no dado muriendo en la boca...
Y un te quiero escondido en el silencio.
Y yo ciega de susurros y desahogos
Te deje pasar sin memoria ni tiempo…
Silvia


La noche sin dormir.

Pasó toda la noche sin lograr poder pegar un ojo, tal como le había sucedido la noche anterior y la anterior de la anterior. Intentaba infructuosamente sacar los fantasmas que lo atormentaban de las oscuras cavernas de su mente. Por la mañana encontró la solución. Se descerrajo un tiro y descansó en paz.


Para leer.

Compró un nuevo libro para leer en la cama por las noches antes de dormir. Esa noche se acostó más temprano, abrió el libro y pronto descubrió que el personaje tenía su mismo nombre y era idéntico a él; pero que además éste había comprado un libro para leer en la cama por las noches antes de ir a dormir...

sábado, 17 de enero de 2009

Fin de la trilogía: "El Suicidio"






¡Hola a todo el mundo!
Aquí estoy con lo prometido, el ultimo tramo de la historia de quien llamaré por respeto sólo “el pelado”.
El final.

Un nuevo plan rondaba en su cabeza.
Paso a paso planificó cada mínimo detalle sin descartar variables, pero tratando en lo posible de evitarlas.
Esa mañana se levantó muy temprano y como un artefacto de relojería cumplió con cada pauta y realizó cada acto.
Estaba deprimido, pero a la vez insólitamente eufórico porque cada minuto pasado, cada hecho cumplido lo acercaba a esa meta que tanto perseguía. Miró alrededor, todo estaba preparado: la carta sobre la mesa junto al último vaso de vino vacío, el departamento pulcramente ordenado, la ropa limpia y acomodada sobre el baúl.
Se sintió conforme.
Fue al baño, se lavó la cara, se afeitó, se peinó con gel, luego fue al cuarto y se vistió con su ropa de paseo.
Salió hacia la ruta y una vez allí esperó. Fue paciente, como nunca lo había sido, se sintió como una araña que espera en su tela, salvo que esta vez el sería la presa y el cazador al mismo tiempo.
Necesitaba un camión grande y que circulara a gran velocidad. El destino parecía estar de su lado, el vehículo no tardó en llegar. Era de una empresa láctea de primera marca, la más conocida. ¡Toda una ironía!, pero resultaba justa para él que tenía problemas de alcohol y que por él lo había perdido todo, hasta la dignidad. Así fue que sin dar demasiadas vueltas al asunto se decidió de inmediato y en el último segundo cuando el camión ya no podría frenar se tiró frente a él.
El impacto fue tremendo. El camionero lo vio como en cámara lenta: inevitable, sangriento, desesperante, atroz...
Pero para él fue sólo el ultimo segundo de vida... sacrificado, indoloro... efímero... Tan sólo el final.

Fin.



La muerte reina en su trono de espanto y final…
A sus pies reposan eternamente las almas
De los malditos…débiles mortales
Que apagaron sus propios latidos…
Nadie calmará sus dolientes gemidos
Ni el dolor de su herido corazón…



(En memoria de “ El pelado”. Que descanse en paz...)


sábado, 10 de enero de 2009

La muerte: ¿Liberación o condena?





Hola a todos!!!
¿Cómo Va pasando el verano?
Los seres humanos a veces tenemos las ideas más descabelladas y más tontas. ¿Qué lleva a algunos a despreciar su propia vida? ¿A intentar suicidarse una y otra vez? Quizás ceder a la tentación de la muerte nos libere de una carga extremadamente angustiante y dolorosa, y en nuestra ignorancia nos haga sentir que le ganamos a los problemas, a la vida o hasta a la misma muerte. Entonces ¿Qué es la muerte, liberación o condena? ¿Qué hay más alla? Nadie lo sabe, pero la absoluta verdad es que ante semejante acto los únicos ganadores son los gusanos, que reptando con su daza espantosa nos esperan ávidos de carne bajo esa tierra húmeda de la tumba que nos llevará al olvido.
En el post anterior les dejé un relato breve basado en la realidad, les cuento que la historia no termina allí y que escribí una trilogía basada en la experiencia de la misma persona.

Suicidio II

Esta vez no debía fallar, había pensado otra forma de quitarse la vida.
Consiguió una soga. Trabajó en la confección de un lazo corredizo con un extremo de la misma y pasó el otro extremo por una de las vigas del techo. Colocó prolijamente un banco debajo de su cadalso casero.
Tomó aire profundamente y lo exhaló en un largo suspiro, entonces se sentó a mirar por última vez su obra. Todo parecía listo.
Se acercó a la mesa, vio la botella y cediendo a la tentación por última vez tomó abundante vino. Era del barato, el único que podía pagar, pero se dijo que tomaría como para darse un poco más de valor, hasta que se dio cuenta que había bebido demasiado y ya estaba muy borracho, pero no importaba, seguiría con el plan.
Se subió al banco y deslizó la soga por su cuello. Fue entonces cuando se dio cuenta que no tenia forma de retirar el banco para caer y lograr su cometido.
Cambió el banco por una silla. Esta vez se subió, aunque con algo de dificultad. Así era mejor.
Estaba parado apenas en puntas de pié, pero alcanzó a patear el respaldo la silla.
Todo se precipitó en unos segundos, la soga se tensó sobre su cuello comprimiéndolo de una manera atroz, le faltaba el aire, le dolía la garganta.
La muerte era dolorosa, pero llegaba al fin... Más pronto la cuerda se cortó dejándolo caer como un saco de papas sobre la silla que le golpeó la espalda produciéndole unos horribles moretones y un par de costillas rotas.
Estaba vivo, golpeado, humillado, pero vivo.
Otra vez la muerte lo esquivó, como un torero que esquiva a la bestia, no sin antes dejarle unas marcas para el recuerdo. Pero... quién sabe qué ocurra en la próxima vez...
“¡Porque habrá una próxima vez!” se juró.
Continuará…

sábado, 3 de enero de 2009

Un año nuevo comenzó...

¡Hola a todos!
¡FELIZ AÑO NUEVO!
¿Cómo Pasaron las fiestas?
Espero que bien.
Empezamos un nuevo año con muchas expectativas, con proyectos, con muchas ganas de salir adelante y de dejar atrás las complicaciones del 2008. Espero y deseo de corazón que todos (me incluyo) aprovechen el verano, las vacaciones y el hermoso sol para cargar las pilas que el invierno agotó y disfruten de un rato con la familia y los amigos que nos quieren de verdad.
Acá les dejo un relato que según me contaron le pasó a un amigo de un conocido (no se rían, es como los dibujos que pasaban con Jhonny Bravo pero de verdad). Me lo contaron el día de navidad y lo transformé en un cuento breve. Es la primera parte, próximamente les posteo la continuación en otro cuento.

Suicidio I

Está cansado de vivir, hastiado de esa vida triste y gris, así que después de mucho pensar decide quitársela de una manera tranquila.
Toma el colchón y tapa la puerta de su departamento de un ambiente. Cierra la única ventana y la tapona con trapos. Prende el gas y se acuesta a dormir. Se entrega a los brazos de Morfeo y de la muerte tan manso como un cordero y hasta diría que feliz, tanto como hace tiempo que no lo era.
Un sonido penetrante lo arrastra desde el rincón más oscuro de ese otro mundo donde se encontraba dormido. Un sonido conocido, cotidiano y tan cruel como una sentencia injustificada. Era el reloj que sonaba con su alarma marcando la hora de ir a trabajar.
La noche había transcurrido y la muerte se negó rotundamente a llevarlo.
Apagó el gas, se vistió, quitó los trapos de la ventana, sacó el colchón de la puerta y salió hacia su trabajo. El sol le hizo doler los ojos con su resplandor de vida. Una lágrima traidora se escapó de la comisura de su ojo derecho, corrió rauda por su mejilla y se perdió en caída libre hacia la vereda, suicidándose en una ciudad que recién despertaba.
Fin... por ahora...

Un poco de humor no nos viene nada mal para comenzar el año: