Mi calendario...

martes, 17 de febrero de 2009

De sueños y pesadillas.

Hola mundo!
La literatura se nutre de sueños constantemente, el misterio del nocturno descanso es un campo extremadamente fertil que el escritor sabe aprovechar. Encontramos prueba de ésto en novelas, cuentos y poesías que nos muestran una imagen refinada de los desvaríos oníricos, por eso mientras que las personas sueñan sus sueños ocultos, el mundo todo puede soñar despierto con la musa de la vigilia del escritor.


ATRAPADO DENTRO DE UN SUEÑO.

Es de noche y está solo en su despoblada habitación, sólo el pendular mecánico del reloj rompe el silencio con su tic-tac, reiterándolo hasta el hartazgo. La oscuridad lo aprisiona con sus negras ataduras. Una niebla gris, espesa y fría ocupa cada porción de espacio invadiendo los rincones. Pero más allá, lejos de él, una luz aparece y juega a ser la única salida. Intenta acercarse a ella y se siente flotar mientras el tiempo se toma su tiempo para transcurrir sin prisa. Cuando llega a ella, ve que es un espejo y mira con interés lo que éste contiene, pero el reflejo le muestra otra imagen, una desconocida que no es la suya. Allí, encerrado entre el frágil muro de cristal se encuentra un ser horrible y babeante, con apenas unos hirsutos pelos blancos que se pegan húmedos a su frente. Ese rostro surcado por cientos de arrugas lo observa asombrado con ojos casi blanquecinos, cansados e interrogantes.
Quiso huir pero no pudo, se sintió paralizado. Ese otro ser lo mira, lo estudia quien sabe con qué intenciones y esto lo aterra de una manera casi animal, casi hasta detenerle el corazón.
En un instante la situación cambia, la niebla se disipa como consumiéndose a sí misma.
La verdad se acerca a su mente.
Un estremecimiento lo recorrió por completo y comenzó a temblar de terror.
Se dio cuenta que había estado atrapado por mucho tiempo dentro de un sueño que no era sueño y que los años se le habían escapado como en un soplo, como si el aliento de la irrealidad los haya soplado para siempre de su vida.
Entonces supo penosamente y a ciencia cierta que ese extraño que le mostraba el espejo, apenas era una cáscara agrietada... sólo lo poco que quedaba de él, lo que había dejado el sufrimiento… los restos que quedaron del dolor.
SILVIA.

No hay comentarios: