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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Aun quieres saber que te depara el destino??


Hola!!
 Cómo estan? 
Hace mucho tiempo que no les comparto uno de mis cuentos para que lean, así que aquí les presento éste que hace un tiempito escribí:

 Ayuda Espiritual

 

El hombre llamó a la reseca y despintada puerta con tres golpes de puño intentando no ser muy brusco.
Miró rápidamente la fachada, era una casona vieja  y descuidada. Sobre su frente colgaba un cartel viejo y algo despintado, hecho a mano con bastante torpeza que rezaba: “Se realizan trabajos de tarot, videncia y ayuda espiritual”.
Los pocos minutos que duró la espera le parecieron siglos.
De repente la pesada puerta se abrió con un chillido de goznes oxidados dando paso al misterio y a la promesa de revelar los más ocultos secretos. Pensó que ese era el lugar exacto donde podría encontrar la respuesta a su mayor incógnita, la que le oprimía el corazón desde… no recordaba cuándo… pues al parecer había perdido la noción del tiempo.
Tras la puerta apareció una mujer de avanzada edad que lo invitó a pasar. Una vez adentro le indicó una silla para sentarse en el lugar en donde se realizaría la consulta.
La habitación estaba casi en penumbras, apenas iluminada por unas cuantas velas que crepitaban en una roja danza casi hipnótica.
El humo espeso y fragante del incienso le provocaba escozor en la garganta y hasta parecía dificultarle la respiración. Se sentía débil y algo mareado pero nada importaba ya que la intriga era mas fuerte que él, quería saber...
La anciana se sentó al otro lado de la mesa, frente a él. Mecánicamente desplegó un paño oscuro con raras inscripciones y comenzó a murmurar apenas unas palabras ininteligibles con voz profunda, como en una rara letanía, mientras distribuyó las cartas sobre el paño, acomodándolas prolijamente.
- Dime hijo ¿el motivo de tu consulta?
-Sólo quiero saber sobre mi futuro... –apenas respondió él escuetamente en voz baja y con respeto.
La mujer estudió con detenimiento las cartas tocándolas una y otra vez, mirándolas pensativa, como insegura. Su silencio hizo eternos los minutos... Tantos años que llevaba en este trabajo (pensó) y siempre se le hacía difícil responder al consultante cuando veía tantas dificultades y tanta desolación.
-Dígame... ¿qué ve? –preguntó ansioso el hombre.
-Es que... no estoy segura... (Mintió) Mira, ¿sabes que voy a hacer?, voy a hacer una nueva tirada para ver si las cosas se aclaran un poco...
Juntó apresuradamente las cartas con sus manos nudosas mientras intentaba dominar un leve temblor, las mezcló una vez más y volvió a distribuirlas sobre el paño.
El hombre aun desconociendo del tema pudo observar que la mayoría de las cartas eran las mismas que habían salido anteriormente. Al parecer la cosa no había cambiado mucho.
Comenzó a preocuparse, tenía la sospecha de que nada bueno le auguraría el destino. Estaba nervioso. Se reacomodó en la silla, se tronó los nudillos y con voz débil le suplicó:
-Por favor señora... dígame lo que vea, no importa cuan malo sea, pero sea sincera y dígame la verdad.
-Es que... está confuso...
-¡Bueno, ya basta! -estalló él perdiendo la paciencia y los modales- ¡Dígamelo de una vez! ¿Qué me va a pasar? ¿Qué voy a hacer?
- ¿Qué quieres que te diga?- le contestó enfadada- ¿Quieres saber qué veo? Desolación, todo oscuro... ¡La muerte salió, eso es!
-¿Nada más?
- ¿Y que más? ¿Te parece poco? ¡Por favor, no hay más nada que decir! Mira, no quiero saber más nada de esto. No seguiré con la consulta. Hazme el favor retírate y no hace falta que me pagues, en definitiva no te he dicho nada que no supieras... ¿no es así?- dijo y lo miró con desconfianza.
-¡Je...! así es...  pero como el cartel rezaba “ayuda espiritual”...  creí que... bueno no importa, no se preocupe, dejémoslo así... –dijo él con una sonrisa triste en los labios, mostrándose totalmente desilusionado.
El hombre miró a la anciana con extremada tristeza y antes de retirarse, parecía querer decirle muchas cosas pero permaneció en silencio. Fugazmente un brillo extraño se reflejó en sus pupilas, mas tan rápido como se presentó éste se apagó .Hizo una reverencia como un ultimo saludo, inclinando su cabeza con respeto y se dio vuelta con lentitud, cansinamente como cargando sobre sus hombros con una pesada cruz de dolor y culpas. Fue entonces cuando la mujer observó con horror, en un lapso de tiempo dilatado y estático por el pánico a aquellos orificios que marcaban su cuello a la altura de la yugular... ese par de huecos profundos, oscuros y macabros de los que escapaban apenas unos finos hilos de sangre oscura y fresca...
Tan sólo unos segundos después de aquella aterradora visión, la imagen de aquel misterioso hombre se diluyó en el aire como perdiéndose en la nada convirtiéndose en una bruma espesa y fría que se alejaba lentamente por la calle vacía. La noche había llegado…

Fin. 
 Espero que haya sido de su agrado... que lo hayan disfutado!! Hasta la próxima!!!!!!!
Silvia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

good...¡¡¡¡¡ era de esperar...¡¡¡

Silvia dijo...

Thanks Gabriel!!! Tu elogio vale oro!!! jeje!! ^_^
Un beso!!!